Es así, que la cama es sin duda una de las piezas de mobiliario más importante en el hogar, ¡ya que pasamos allí un tercio de nuestra vida! Los estudios muestran que cuando dormimos, recuperamos hasta el 90% de nuestras fuerzas físicas y psíquicas, entonces casi toda la energía necesaria para enfrentar lo que nos espera el día siguiente. Por eso, la comodidad al dormir es tan crucial. El dormitorio debería ser decorado de tal modo que nos ayude a relajarnos y crear óptimas condiciones en nuestro espacio de sueño.
Cama cómoda con cifras
Para que la cama sea cómoda debe tener las medidas adecuadas: al menos 90 cm de ancho para la cama individual y 160 cm para la cama doble. En cuanto a la longitud, es aconsejable elegir una cama que sea al menos 25 cm más larga que nuestra altura.
Y el alto del mueble también es clave: la cama deberá estar de como mínimo 30 cm por encima del suelo para permitir la circulación adecuada del aire. Pero la altura ideal son unos 40-50 cm, y para las personas mayores: incluso 60 cm, lo que les permite levantarse de la cama de modo más fácil.
Cama de madera, tapizada, de hierro forjado...
El aspecto de la base de cama es una cuestión de pura estética, simplemente buscamos una que haga juego con el resto de la deco del dormitorio. Por nuestra parte, recomendamos las camas con base de madera (de haya, pino o roble), porque son muy duraderas y versátiles: se combinarán bien con los muebles de varios estilos. Solo vale la pena buscar mesitas de noche en los mismos tonos.
Desde hace un rato observamos que las camas tapizadas se van haciendo más populares: las de tejidos, cuero o cuero ecológico. Este tapizado aparece sobre todo en el cabecero y si es muy simple se presenta bien el las estancias modernas y vanguardistas, en cambio, las camas acolchadas parecen perfectas para los interiores del estilo glamour.
Y no nos olvidemos del metal. Las estructuras de tonos blanqueados darán un toque final ideal al decorado romántico tipo shabby chic y el acero negro resaltará los valores de la estética industrial.
El cabecero no solo decorativo
Si solemos pasar mucho tiempo en la cama, y no solo durmiendo, vale la pena decantarnos por una con cabecero. Así, el trabajo con ordenador o la lectura serán mucho más cómodos, porque un cabecero alto y blando sirve de respaldo cuando estamos sentados.
Lo importante es invisible a los ojos: somier y colchón
No hay ningún colchón que sirva como ideal para todas las personas, a la hora de elegir uno bueno para nosotros, hay que probarlo, o sea, tumbarse y experimentar las posiciones en las que solemos dormir. Cuando duermas de lado, la columna debe mantenerse recta y cuando estés boca arriba, en forma de “S” de modo que puedas meter las manos debajo de la espalda. Las personas con alergia deben optar por un colchón de látex natural y con la estructura porosa que facilita la circulación del aire. Y para cama doble merece la pena elegir un colchón matrimonial apto para dos personas. algunos tienen sistema de resortes independientes que minimizan el efecto reflejo producido por los movimientos de nuestro pareja.
Un papel fundamental en nuestro descanso juega también el somier o armazón, o sea, el soporte de cama conformado por la estructura y las láminas transversales, sobre las cuales ponemos el colchón. Absorben la fuerza de movimientos y permite que el colchón se adapte mejor a la forma del cuerpo. Mantiene ventilación apropiada e impide que se multipliquen los ácaros del polvo y bacterias. La opción más barata, pero menos favorable, es un panel llano. Y una alternativa mucho mejor: un somier con láminas ligeramente inclinadas y flexibles, distribuidas de tal forma que la distancia entre ellas no sea mayor de 4 cm.
Al dúo del colchón y armazón les debe acompañar una funda, mejor que sea lavable y de un material orgánico para facilitar mantenimiento de la higiene.
