Una cocina con la distribución adecuada, acomodada a las necesidades a cubrir, puede hacer nuestra vida diaria mucho mas fácil y efectiva. El diseño ergonómico influye en la creación de un ambiente óptimo para preparar la comida y limpiar después de cocinar, además, garantiza la seguridad de estas tareas.
Ergonomía en la cocina: las zonas funcionales y el triángulo de trabajo.
El espacio de la cocina puede ser dividido en varias zonas funcionales, según sus finalidades:
- Zona de conservación: es mejor que se sitúe lo más cerca posible a la puerta para facilitar el transporte y la descarga de compras. Una nevera es imprescindible, tal como unos armarios para guardar alimentos secos, como: el arroz, la pasta, la harina, el té o los productos de panadería.
- Zona de almacenamiento: para mantener los platos y utensilios bien organizados, en este zona necesitamos armarios y estantes para guardar vajillas, recipientes, cuencos o incluso unos electrodomésticos pequeños.
- Zona de limpieza: es donde preparamos los alimentos para su posterior tratamiento: los lavamos o pelamos, además, fregamos los platos después de cocinar, pues, hace falta situar aquí un fregadero, un lavavajillas y un cubo de basura.
- Zona de preparación: su elemento clave es la encimera donde se preparan los ingredientes para cocinar. Para ganar espacio y funcionalidad recomendamos colocar aquí una barra para utensilios y unas estanterías para guardar condimentos y siempre tenerlos todos al alcance de la mano.
- Zona de cocción: lo que no puede faltar en esta zona son: placa de cocción, horno y cajón con ollas y sartenes. Es mejor que disponga de una encimera adicional donde podríamos preparar y decorar los platos justo antes de servir.
En la planificación de la cocina la regla básica la define el concepto de triángulo de trabajo que consiste en conectar las zonas con frigorífico, fregador y cocina de modo óptimo, abreviando la distancia entre ellas. Todo eso para hacer más económico el recorrido entre los puntos de trabajo esenciales.
Seis formas de distribución de la cocina, ¿cuál será la mejor para tí?
Cocina lineal
En la cocina de este tipo el mobiliario y los electrodomésticos se distribuyen a lo largo de una sola pared, formando un módulo lineal. Desgraciadamente, eso rompe con la regla del triángulo de trabajo. La disposición funcionaría bien solo en cocinas pequeñas y estrechas, en otros casos, exigiría hacer largos recorridos entre las zonas funcionales. En la cocina lineal mejor situar el fregadero en el centro de la encimera, colocando el frigorífico y la cocina en ambos extremos del módulo. La cocina tradicional puede ser sustituida por la placa de inducción para ganar más espacio.
Cocina en paralelo
Es una cocina con dos frentes paralelos (normalmente en dos paredes opuestas) que resulta más adecuada para las estancias donde la ventana queda frente a la puerta. Esta distribución permite una circulación fluida entre las zonas de trabajo: basta girarse para empezar otra actividad. Pero, vale la pena subrayar que la distancia entre los módulos paralelos debe ser mayor de 120 cm para poder abrir en el mismo tiempo las puertas de armarios opuestos. A pesar de sus ventajas, esta planificación no deja mucho espacio para pasar tiempo en familia y hace difícil el trabajo simultáneo de dos o más personas.
Cocina en forma de L
Gracias a la distribución en L aprovechamos todo el espacio y podemos circular de modo libre y económico entre los puntos de trabajo, además, encontramos sitio para dedicar una esquina a la mesa del comedor. Asimismo, podemos convertir el módulo de esquina en una zona de almacenamiento adicional. Para facilitar el trabajo, vale la pena colocar frigorífico y fregadero sobre la pared más larga y la cocina: en la corta, perpendicular. Esta distribución no funcionará en espacios largos y estrechos.
Cocina en forma de U
La cocina en U permite la mejor y más funcional disposición de las zonas de trabajo, por eso reducimos al máximo el tiempo de desplazamiento dentro del triángulo de trabajo. Disponemos de los módulos de esquina y los tres frentes, así ganamos mucho espacio para el almacenamiento. La solución es adecuada sobre todo para ambientes anchos, cuadrados y abiertos, incluso puede formar un único espacio con el comedor o salón, pero, el mismo tiempo, las distintas zonas quedan bien separadas visualmente. Sin embargo, raramente encontraremos sitio para meter una mesa de comedor dentro de la propia cocina.
Cocina en forma de G
Este tipo de arreglo no es muy popular, ya que requiere un ambiente muy amplio. Sin embargo, ofrece varias posibilidades de la unión de las zonas de trabajo y por consiguiente, proporciona la ergonomía tan necesaria. Este diseño funcionará perfectamente en espacios abiertos que integran cocina con comedor o salón, ya que las distintas zonas quedarán bien definidas visualmente. Pero posee también algunas desventajas: cuenta con muchos módulos de esquina y puede impedir que varios cajones o puertas se abran a la vez. O puede causar colisiones entre las personas que están usando la cocina en el mismo tiempo. Recomendamos colocar el fregador contra la pared más larga, luego, meter la cocina en el frente contrario y el frigorífico: ponerlo frente a frente con la encimera.
Cocina con isla
La cocina con isla es una solución que aparece muy a menudo en los ambientes abiertos y multifuncionales. La isla ocupa mucho espacio, pero puede ser funcional si se convierte en el área de preparación y cocción, y a veces incluso en la zona de limpieza, lo que parece ideal según las reglas del triángulo de trabajo. Este modulo central, a pesar de poseer cierto valor estético, puede cumplir función de mesa, bar o bufé y ocupar un lugar estrella dentro de la cocina durante las fiestas.
