El reinado del concepto danés hygge y del fenómeno lagom, de origen sueco, ya están llegando a su final. ¡Ahora lo que está en auge es el estilo llamado wabi-sabi que viene de Japón! Aunque este término suene un poco enigmático y exótico, poner en práctica su significado resulta bastante fácil, porque la decoración wabi-sabi es sorprendentemente familiar, admite imperfección y aboga por la autenticidad.
Filosofía wabi-sabi
Al igual que en el caso de hygge y lagom, wabi-sabi no es solo una moda: detrás del estilo se esconde toda una filosofía. Nació hace unos 600 años, levantándose contra el régimen de perfección y consumo ostentoso para defender la autenticidad. La palabra "wabi" significa sencillez, mientras "sabi" denomina la belleza y aceptación del desgaste que provoca el tiempo. La filosofía pretende abrazar lo imperfecto y apreciar las cosas simples de la vida. En la estética, esto se traduce en entender que cada arruga, grieta o imperfección de la materia es un sello de identidad, un sello del que carecen los objetos de producción en masa.
Sencillez, autenticidad e imperfección
Nuestros espacios deben ser como nosotros: naturales, auténticos y con carácter propio. La decoración debe ser modesta, sin el glamour ni extravagancia inútil, lo que nos permite mantener el orden y limpieza. En este estilo tendemos a rodearnos solo de los objetos que realmente necesitamos y no los echamos cuando se desgastan con el paso del tiempo. Los muebles algo raídos, paredes de revestimiento natural, artesanía, pintura o papel pintado que se caen de las paredes y pureza de la materiales sin tratar son las apuestas seguras para conseguir la estética. El estilo decorativo tiene la indudable ventaja de ser libre y desenfadado: no nos enfocamos en la simetría, abrazamos las imperfecciones.
Decoramos al estilo wabi-sabi
Si has decidido decorar al wabi-sabi, primero: opta por los materiales naturales, tales como madera (mejor en bruto), piedra (sin pulir), mimbre. El lino, algodón tosco o yute también son imprescindibles. Destacan los accesorios de cerámica, en especial, las pieza artesanales. Las alfombras deshilachadas y mantas hechas a mano serán igualmente bien vistas. Y los colores deberían ser propios de los materiales utilizados, por eso predominan los colores neutros: blancos, grises, tostados. Se pueden componer con tonos pastel o también con los verdes, naranjas y rojizos apagados y tenues.
