El vocablo 'rústico' hace referencia a lo que está vinculado al campo y a lo que parece ser familiar y tradicional. Curiosamente, el estilo llegó aquí del Nuevo Mundo, del hemisferio occidental. La estética trae a la mente una cabaña de madera o una casa de campo antigua que desprende el espíritu hogareño y nos hace pensar en el fuego de la chimenea o en el aroma del pan recién horneado...Un interior donde encontramos armonía y paz.
Los ambientes rústicos suelen ser simples en forma, sin pretensiones ni ornamentación innecesaria. El estilo quiere dejar patente la presencia de la naturaleza, de ahí el uso de los componentes naturales es clave y la madera es el material que más protagonismo tiene en la estética. Otros elementos emblemáticos son vigas de madera vista y el mobiliario tosco y sólido: mesas, baúles, bancos y aparadores. Las estructuras originales de la edificación, tanto como las texturas leñosas (anillos, nudos, grietas) dotan al espacio de una atmósfera campestre. Si queremos conservar el color original de la madera, basta cubrir su superficie con un barniz transparente, eventualmente, tratarla con pintura de un color natural. En cuanto al mobiliario, nos decantamos por piezas simples, y para rematar el look "rural", en el resto de complementos incorporamos materiales como: piedra, cerámica o hierro fundido. Los textiles naturales que no pueden faltar son: lino, lana, algodón.
Los colores básicos en los interiores rústicos son el blanco, tonalidades pastel y tonos tierra. También merece la pena realizar acabados especiales en las paredes, revistiéndolas con yeso, plaste o pintura con textura rústica que les proporcionen un efecto interesante de relieve. Las rayas, cuadros, motivos vegetales definen los print de los textiles y hacen que el escenario se vuelva más idílico y acogedor. Una opción genial son algunos motivos folclóricos en los kilims y alfombras. Y si apostamos por la variante más romántica del estilo, decoramos con los encajes, bordados y telas de estampado floral. En los suelos podemos poner mantas tejidas a mano o las pieles de animales.
Es habitual que los accesorios y equipos para el hogar tengan un aspecto artesanal y que nos hagan respirar el aire tradicional de una cabaña de campo. Por eso, los complementos que funcionan a la perfección serán: relojes de péndulo o de cuco, cestas de mimbre, planchas antiguas de hierro, cuadros idílicos o reproducciones de pinturas de paisajes o bodegones y los recuerdos familiares que siempre nos acerquen al profundo pasado... En la cocina ponemos jarras de barro, ollas de latón y cortinas bordadas. Las flores desecadas, una bandeja con frutas de temporada y ristras de ajos colgadas completarían la imagen rústica.
Aunque el estilo está fuertemente relacionado con el pasado, los decoradores suelen combinarlo con acierto con algunos elementos modernos. Por ejemplo, mezclan los suelos de madera de roble y paredes revestidas de paneles de yeso o de piedra con el vidrio y acero. Los equipos de nueva tecnología y electrodomésticos modernos quedan integrados de forma natural en el ambiente, sin renunciar su esencia rústica.
