Es la creatividad e imaginación lo que necesitas si piensas en decorar tu casa al estilo vintage, pero te garantizamos que te divertirás un montón haciéndolo. Porque ningún otro estilo te permitirá expresar tan bien tu propia individualidad. Vintage es una mezcla de elementos de diferentes procedencias y épocas y un equilibrio entre lo más actual y lo clásico que da un resultado distinto y versátil.
El término "vintage" procede de la terminología del vino. Se aplica a la cosecha recogida en un solo año y puede denotar una calidad particularmente alta. Así es el estilismo vintage en la decoración: evoca los mejores años del diseño, destaca por su buen gusto y clase. En el siglo XIX la tendencia empezó a ser visible en la moda en la que surgió con el objetivo de expresar la personalidad propia a través de las prendas. De ahí, la inclinación a combinar ropa de décadas pasadas y de mezclar varios estilos en un nuevo contexto. Son "vintage" los complementos y muebles que tienen más de 25 años o son copias fidedignas de las piezas clásicas. Además, decorando la casa de modo vintage, vale la pena inspirarse en el diseño de los años 60 y 70.
Vintage nos da libertad, porque se rige por el eclecticismo y se atreve a realizar combinaciones vanguardistas. Pero, asimismo, hay que aplicarlo con moderación, para no convertir la casa en un museo. La clave en el estilo es el uso de objetos "con alma" que tienen una historia que contar. Gracias a ellos, evitamos copiar y creamos un ambiente único. En vintage es habitual que convivan tonos pálidos (beige, gris, bronce o cobre con pátina) y colores vivos, incluso llamativos: amarillo, naranja, aguamarina. Pero mejor no usar en exceso la combinación de blanco y rosa, de lo contrario, el hogar se vuelve demasiado dulce y del estilo shabby chick.
¿Cómo introducir el estilo vintage con tacto y medida? En viviendas antiguas vale la pena aprovechar al máximo los elementos arquitectónicos originales, dejarlos a la vista, pero combinarlos con los muebles modernos. En nuevas estancias es bueno añadir alguna pieza de mobiliario antigua y unos complementos originales. Los conseguimos en mercados de pulgas, tiendas vecinas o de antigüedades o los hallamos en el ático o sótano de la casa de nuestros abuelos. Los muebles no necesitan ser caros, lo importante es que tengan un diseño único. Desde luego que un mueble original siempre tiene un valor inestimable, pero también puedes utilizar aquellas copias que imitan el aspecto viejo. O bien, usa tus habilidades y haz las decoraciones con tus propias manos. Cuanto más individualismo, ¡mejor!
Un piso del estilo vintage tiene que estar lleno de recuerdos, por eso las fotos (sobre todo en sepia, en blanco y negro, envejecidas y envueltas en marcos ornamentales) serán los accesorios imprescindibles. En el salón puedes poner un reloj de cuco y en la cómoda: un gramófono viejo; aprovechar una mesilla algo desgastada o sustituirla con un baúl forrado de cuero. Este estilo funciona perfectamente en la cocina que lucirá bien si la decoras con una vajilla de porcelana, una tetera antigua de metal esmaltado o si usas algunas latas antiguas para guardar especies. En el cuarto de baño no puede faltar una bañera con patas y grifo rústico acompañada de un espejo enmarcado de oro o plata. El ambiente vintage ama el mobiliario un poco obsoleto: librerías, consolas, tocadores. Otro elemento clave que dota el piso de un toque vintage son los sillones y pufs que recomendamos retapizar con una tela de color jugoso y fuerte o de unos estampados expresivos: pata de gallo, rayas, etc. En estos elementos puede basarse todo el decorado. En los dormitorios espaciosos colocamos una cama con dosel y cubrimos las paredes de papel tapiz floral. Para introducir una atmósfera de bodega italiana, merece la pena poner unos objetos de metal y muebles de hierro forjado que ayudarán a conseguir una decoración aún más original.
