El estilo industrial es perfecto para las personas a quienes les gusta la modernidad, la originalidad y la vida en una gran ciudad. Un enorme espacio abierto, característico para lofts, es un lugar ideal para aquellos que aprecian el minimalismo y la multifuncionalidad. Este tipo de interior crea buenas condiciones para trabajo creativo y da libertad. No es de extrañar, entonces, que el estilo industrial sea amado por artistas.
El estilo industrial nació en los años 50 del siglo XX en los Estados Unidos, cuando, debido a la recesión económica, en el mercado aparecieron muchas ofertas de alquiler de inmuebles ex-fabriles a precios bajos. En los años 60 y 70, los artistas organizaban sus talleres en lofts, a menudo juntándolos con viviendas y salas de exposición: un ejemplo puede ser un atelier de Andy Warhol en Nueva York.
Debido al carácter industrial de lofts originales, el estilo industrial se inspira en los elementos típicos para las fábricas. Es por eso que el espacio es raramente dividido por las paredes, y las habitaciones tienen techos altos y grandes ventanas que no suelen estar cubiertas. Si queremos introducir un poco de privacidad, podemos optar por persianas. Como no hay clara separación, el espacio es multifuncional y parece mayor que en realidad. Lo que encaja bien con un interior industrial es la austeridad: hormigón, ladrillo, vidrio y metal. Si un piso no es un loft verdadero y no tiene estos detalles, se puede sustituirlos con un fotomural que va a imitar una pared de hormigón o ladrillo. Los elementos decorativos obligatorios en este tipo de piso son también fragmentos de construcción de edificios: tubos, soportes, partes de la instalación eléctrica o de ventilación. Con el clima de loft corresponde el suelo de resina epoxi, cemento pulido o tablas de madera envejecida. Las paredes se las puede decorar con cuadros que presentan las metrópolis más grandes del mundo como Nueva York, Tokio o Londres.
El minimalismo del estilo se refleja igualmente en los colores: dominan el gris, el negro y varios matices del blanco, también los polvorientos. De este fondo neutro y austero pueden destacar complementos en colores vivos como amarillo, rojo o turquesa. Sin embargo, no se debe exagerar con ellos, ¡en el estilo industrial reina la moderación! Los muebles deben tener una forma sencilla o parecer como si fueran sacados de un taller, como por ejemplo una larga mesa de madera o taburetes giratorios. El equipamiento hecho a mano o de reciclaje, como paletas de madera, será genial. Por tanto, ¡amueblar un apartamento de estilo industrial puede ser divertido para los manitas! También vale la pena colocar un número considerable de lámparas, especialmente las de metal o que recuerdan los tubos fluorescentes comunes que sin duda se suelen asociar con lo industrial.
El estilo industrial sería perfecto en una casa de apartamentos donde las habitaciones tienen altura atípica, pero también se podría implementarlo en… ¡un estudio! Si el espacio es pequeño, emplea trucos que aumentarán ópticamente el interior: espejos (¡pueden cubrir toda la pared!) o colores claros y fríos que dan una sensación de alejamiento. Para que la habitación parezca más alta, usa un color oscuro en el suelo y los techos los pinta en blanco.
